dietas milagro

dietas milagro

Todas hemos oído hablar de las dietas milagro. Este tipo de dietas se caracterizan por ser rápidas en su proceso y reciben el nombre de “milagro” porque la mayoría de veces sí que se nota resultado. No obstante, lo que hay que dejar claro es si el fin justifica los medios. Por ello te vamos a mostrar tres motivos por los cuales deberías descartar las dietas milagrosas sin parpadear.

Cada dieta se pone de moda en un momento dado, ya sea porque alguna celebrity asegura que tiene el cuerpo que tiene gracias a ella o a veces, por la controversia que provocan, su conocimiento se expande como la pólvora. Normalmente, el modus operandi de las dietas milagrosas se basa en la eliminación total o parcial de algún grupo de alimentos e incluso de la ingesta calórica, haciendo, obviamente, que perdamos peso muy rápido. Debemos entender que el cuerpo, al estar acostumbrado a una cierta alimentación, en cuanto aplicamos unos cambios que suponen una reducción drástica de calorías o de algún macronutriente, por sí solo empieza a trabajar de un modo distinto; pérdida de líquidos o bien metaboliza las grasas que tenía en reserva. Eso da como resultado una pérdida de peso o solo de volumen. Eso sí, debemos ser conscientes que estamos castigando a nuestro cuerpo además de que los resultados serán permanentes.

1. Igual de rápido se pierde, que se gana

El efecto yo-yó lo conocemos todas; perdemos peso y como por arte de magia, en comer de forma normal lo volvemos a recuperar (¡e incluso más de lo perdido!). La explicación es sencilla; si en una dieta en concreto se debe eliminar por completo los hidratos de carbono (por ejemplo la dieta Dukan), en volver a introducirlos, el cuerpo volverá a actuar de forma normal, aumentando la retención de líquidos y guardando el excedente de carbohidratos como reserva. Esto es así porque no puedes estar de por vida sin ingerir este macronutriente, ya que supondría daños irreparables en tejidos de tu organismo.

2. Dietas difíciles de seguir

Cuando empezamos una dieta de este tipo, probablemente es porque no tenemos la suficiente fuerza de voluntad como para hacer una dieta normal pero equilibrada y creemos que, si sólo hacemos una dieta milagro por unas semanas habremos conseguido nuestro objetivo. Falso.

Cuando se empieza una dieta de este tipo, se hace con mucha fuerza de voluntad. Pero conforme van pasando los días, es muy difícil mantener el mismo nivel de disciplina, cosa que nos lleva a pecar. En ese instante, lo que hayamos hecho anteriormente no habrá servido de nada y solo sumarás una frustración más.

3. Riesgo de dañar tu salud elevado

Cuando eliminamos por completo un grupo de alimentos (y teniendo en cuenta que no lo habías hecho nunca antes), es probable que tu cuerpo se vuelva contra ti. Es decir, que se cause daño a sí mismo. Todos, absolutamente todos los grupos alimentarios son necesarios, incluso la grasa saturada (ya hablaremos de ella más adelante). Por lo que si eliminas alguno, el cuerpo es incapaz de funcionar con normalidad, dando problemas saludables como hipotensión, fallos renales y hepáticos, caída de cabello, eccemas, alteraciones menstruales…

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